CUARTO VIAJE DE PABLO
CUARTO VIAJE En su cuarto viaje, Pablo viajó como prisionero romano a la capital del imperio. Aparentemente, estaba en una posición rebajada, sin embargo, después de haber pasado por una gran tempestad en el mediterráneo, pronunció una palabra que trajo paz a todos (vs. 33-38). Todos los presentes en la nave vieron que Pablo era un hombre de Dios y por sus palabras recobraron el ánimo. E incluso, hasta el centurión comenzó a respetarlo y lo libró de ser muerto por los soldados . Habiendo llegado a la isla de Malta, encendieron una fogata, y cuando Pablo recogía algunas ramas secas para echarlas al fuego, una víbora, que huía del calor, se le prendió en la mano (28:1-3). Los naturales de aquella isla vieron aquello y pensaron que Pablo moriría, pero como eso no sucedió, cambiaron de parecer y dijeron que él era un Dios. Al llegar a Roma, Pablo permaneció durante dos años en una prisión domiciliaria mientras esperaba su juicio, allí predicaba el reino de Dios y enseñaba acer